Aquellos violinistas que también tengan experiencia con guitarras habrán notado lo sencillo que es afinar una guitarra eléctrica en comparación a lo que supone afinar un violín. Ahora es posible afinar un violín como si de una guitarra se tratase, con las clavijas de afinación de violín Wittner. Están fabricadas en material de aleación de metal ligero de alta tecnología que no se deteriora ni cambia de proporciones con diferentes climas, y son muy fáciles de montar en el violín (no hay que utilizar cola; se presionan como las clavijas tradicionales).
Estas clavijas son sustitutos de los microafinadores. Son clavijas con un comportamiento similar al de las clavijas para guitarra eléctrica, con una proporción de giro de 8,5 a 1 (en comparación a una clavija tradicional). Son clavijas sin fín y cada movimiento acorta, estrecha o alarga la cuerda muy poco a poco, como si de un microafinador se tratase.
Wittner 416.120
La clavija tiene dos partes. Una de ellas está en el interior del violín “clavada” (de forma similar a como se quedaría encajada una clavija clásica), y la otra parte de la clavija es la que se puede girar libremente para cambiar la afinación de la cuerda, sin necesidad de tener que extraer toda la pieza del hueco (tal y como ocurriría con una clavija típica). Al ser clavijas autoblocantes, la cuerda no se desenrolla, y el agujero tampoco se desgasta ya que solo gira la parte intermedia.
Con estas clavijas se puede prescindir de los microafinadores, lo cual favorece al sonido de las cuerdas. No solamente se consigue que las cuerdas sin microafinadores entreguen un sonido más nítido, sino que además se previenen roturas accidentales de las cuerdas por excesiva fuerza y manipulación en el clavijero. El sonido es más limpio ya que se quitan todo tipo de artilugios metálicos que impiden que la cuerda vibre libremente, y eso se nota en el sonido.
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