Y como cada semana seguimos con nuestra serie de posts sobre guitarras eléctricas históricas, y en este caso, vamos a analizar y describir una guitarra eléctrica que es muy fácil de identificar, tanto por su sonido inconfundible, como por las manos que la tocaban.
Una guitarra que ha sido y es referente en el mundo del blues en particular, y en el mundo de la guitarra eléctrica en general.
Una guitarra eléctrica que sufrió muchísimos maltratos en el escenario por parte de su dueño, pero que, sin duda alguna, nos ha marcado nuestra vida musical.
Hoy tenemos el placer de describir la Stratocaster “Number One” del maestro del blues Stevie Ray Vaughan.
Stevie Ray Vaughan consiguió esta Stratocaster en 1973 en el Music Exchange de Ray en Austin, Texas.
Lo primero que le llamó la atención (era lo primero que saltaba a la vista) fue el color Tobacco Sunburst, pero sobre todo fue mástil grueso en forma de D, ya que los mástiles estrechos no le iban muy a bien a Stevie debido a sus manos grandes, con lo cual este mástil grueso se adaptaba perfectamente a sus manos.
Se trataba de una Stratocaster, que Stevie creía del 59, con un mástil del 62. Poco tiempo después, el lutier personal de Stevie, Rene Martinez, al desmontarla para una reparación descubrió que el cuerpo no era del 59 sino del 63, aunque con pastillas del 59. Y desde aquel entonces fue su guitarra más preciada (todos sabemos que preciada a su manera).
La guitarra a lo largo de la carrera musical de Stevie Ray Vaughan, sufrió numerosas modificaciones.
En un principio el golpeador era blanco, como en la mayoría de las Stratocasters, y Stevie lo mandó cambiar a negro. El puente diestro cromado fue sustituido por uno zurdo dorado, en honor a Jimi Hendrix, su guitarrista favorito.
Los trastes originales también fueron reemplazados por unos Dunlop 6100, mucho más gruesos que los anteriores. Y en cuanto a las pastillas siempre se han contado muchas leyendas.
Algunos dicen que Stevie Ray Vaughan mandó rebobinar las pastillas lo que hizo que hubiera un plus de bobinado y que les dio un sonido más potente.
Otros dicen que fue un fallo en la fabricación de la guitarra lo hizo que se produjera ese plus de bobinado.
En mi humilde opinión, no creo que fueran tales cosas las que hacían que la guitarra sonara así, sino más bien una mezcla entre el grosor de las cuerdas y el toque del propio Stevie. Lo que sí está claro es que el sonido de esa guitarra era muy potente, y que el calibre que usaba Stevie era muy grueso (013, 016, 019, 028, 038, 056).
Esta guitarra fue sometida a numerosos golpes, caídas, roces… lo que le dio ese aspecto “relic” extremo. Y en 1989, Stevie Ray Vaughan se estaba pensando si retirarla, debido a que el mástil había sido reparado tantas veces que ya no se podía reparar más.
Pero encargaron a Fender un mástil del 63 y consiguieron que la guitarra no lo abandonara nunca, hasta la muerte del propio Stevie.
En resumen nos encontramos una guitarra eléctrica que aguantó al máximo las exigencias de su dueño (que no fueron pocas), y que de alguna forma, nos ha marcado nuestra forma de ver el blues en particular, y de ver la música en general. Todo esto y mucho más en tu tienda de guitarras eléctricas de confianza Multisononline.com